Luego de celebrar que ganaron el Premio de Arte y Cultura en EnterPRize 2020 de Grupo Guayacán, Maximiliano Rivas cuenta cómo fue la experiencia de A-Circ en la competencia empresarial.

Por Tatiana Pérez Rivera


Ellos son el equipo directivo de ACirc. De pie, desde la izquierda: Kerem Torres, Maximiliano Rivas
y Rashelle Burns. Sentados: Maite Rivera Carbonell y José Carreño. Foto / Suministrada / Juan Malavé

“¡Ganáaaamoooos!”. Eso pudo gritar a los cuatro vientos el colectivo Asociación de Artistas de Circo y Artes de Calle de Puerto Rico (A-Circ) luego de resultar vencedor del Premio de Arte y Cultura en la competencia empresarial EnterPrize 2020 de Grupo Guayacán. El galardón de $20,000 es ofrecido en alianza por la Fundación Ángel Ramos y el Fondo Flamboyán para las Artes.

“Para nosotros fue mágico porque teniendo en cuenta de que estamos en una época donde a nivel artístico no estamos pudiendo hacer mucho -hemos seguido desarrollando contenido artístico, pero a nivel económico desde el mes de marzo no hemos podido vender nada- la competencia para nosotros era importante porque íbamos a aprender cosas o a reafirmar cosas, pero también competíamos por dinero”, indica el artista Maximiliano Rivas, cofundador de A-Circ, organización sin fines de lucro creada en el 2013 con la meta de promover las artes del circo y las artes de calle.

“Y aprendimos muchísimo, más de lo que pensábamos, y para colmo nos ganamos un premio, que eso nos permite seguir para adelante con la estructura de la organización sin tener que, por suerte, desemplear a ninguno de los empleados que tenemos, algo que es importantísimo para nosotros porque todos somos artistas. El premio para nosotros es aire”, agrega Rivas, quien se desempeña como director administrativo de la organización y Maite Rivera como directora artística.

Es probable que conozcas su Circo-Fest, evento bianual de artes circenses que arrancó en el 2014 en el Viejo San Juan con el favor del público y que ha llevado versiones a otros puntos de la isla, o que los hayas descubierto a través de A-CircTV, el canal de YouTube mediante el cual ofrecen contenido artístico.

La organización además brinda talleres y diseña campañas educativas a la medida, que refuerzan mensajes en las comunidades. Entre estas, destaca “La familia Pérez”, obra teatral que concienciaba sobre la importancia de la preparación ante un fenómeno natural con la que impactaron a más de  3,000 personas en conjunto con Mercy Corps Puerto Rico, entre otras.

El colectivo también se hizo cargo de El Bastión, un antiguo edificio que revivieron en el Viejo San Juan para convertirlo en un centro cultural.


“Primero decimos ‘vamos a hacer esto’, después ‘cuál es la complicación’ y entonces resolvemos. Con el tiempo te das cuenta de que hemos abierto camino en muchas cosas y la pandemia nos ha ayudado a acercarnos más a otras organizaciones y artistas y ellos a nosotros”.

“Fue un ida y vuelta bien interesante”, reconoce Rivas el proceso de capacitación empresarial en la competencia que poco a poco conoce mejor el trabajo cultural. “Éramos 23 organizaciones y solo tres estábamos enfocadas al ámbito cultural. Durante el proceso estábamos negociando porque entidades como ACirc no nos basamos en desarrollar mayor ingreso, sino en mayor alcance para generar más impacto de la cultura en nuestra sociedad, ampliando nuestros límites a través de las redes sociales y el canal de YouTube. Nosotros aprendimos y ellos entendieron nuestra posición porque los lenguajes eran distintos”.

Sin embargo, ocurrió que los lenguajes comenzaron a coincidir. “Vimos que había muchas cosas que ya las estábamos haciendo, algunas intuitivamente y otras porque las habíamos absorbido por cursos como los de Asesores Financieros Comunitarios. Nos dimos cuenta de que no estábamos tan mal”, dice jocoso ante la realidad asumida de que “nosotros somos artistas” y no le brindan prioridad a los números.

¿Se vieron como empresarios los artistas de ACirc? Sí, pero subrayando que su fin es el bienestar colectivo de la organización. “Que estemos bien todos”, aseguró Rivas.

LA HORA DEL CAMBIO

Ocho años siguiendo la misma fórmula requería de un cambio y abrieron la puerta a la posibilidad que ofrecían los mentores de EnterPRize 2020, “manteniéndonos fieles a nuestros ideales”.

“Ellos empezaron a incorporar temáticas y recursos afines con nuestras necesidades porque al final nos dimos cuenta de que, las sin fines de lucro y las que sí lo tienen, teníamos un fin común y era buscar un bien a la sociedad que nos permitiera crecer”, destaca y agrega que ahora son “más prácticos y precisos”.

Rivas participó de la capacitación de EnterPRize 2020 junto a Kerem Torres, encargada de Producción de la compañía.

El romanticismo lo destinaron al proceso creativo y el pragmatismo tomó control de la administración, especialmente ahora que obtuvieron las exenciones contributivas de las organizaciones no gubernamentales.

“Como no vendemos tornillos sino espectáculos”, dice Rivas, “la experiencia para allegar ingresos está limitada en la pandemia”.

Aunque no quieran estar tanto tiempo atentos a lo administrativo, cada vez son una empresa más grande y procurarán “crecer de manera sana”.

Ninguna de sus iniciativas se ha quedado varada en el área metropolitana y ACircTv ha cruzado el charco a otros destinos gracias a YouTube. El CircoFest fue cancelado por la pandemia y voló por la vía virtual donde se conectaron más de 180 mil personas en el mundo. El movimiento es constante en esta organización y su crecimiento también.

“Sí, ha valido la pena como artistas, como gestores y como individuos”, acepta Rivas sobre el quehacer de la compañía y su camino de crecimiento. “A veces la vorágine de hacer no nos permite darnos cuenta, pero cuando alguien de afuera nos lo dice pensamos en eso”.

“Primero decimos ‘vamos a hacer esto’, después ‘cuál es la complicación’ y entonces resolvemos. Con el tiempo te das cuenta de que hemos abierto camino en muchas cosas y la pandemia nos ha ayudado a acercarnos más a otras organizaciones y artistas y ellos a nosotros”, culmina sobre la importancia de compartir desde información hasta apoyo.

El camino que despejaron es largo. El colectivo recarga energías porque sabe que queda mucha alegría por contagiar y muchas historias por contar.

Fotos / Suministradas / Juan Malavé

 

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