Desde recién nacidos, bebés expuestos a entornos de maltrato y negligencia pueden mostrar sus secuelas, pero las posibilidades de sanación son elevadas.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

Los puntos de encuentro entre el método montessoriano y las herramientas clave para el manejo
del trauma en los niños e infantes ha sido clave en el desarrollo de la escuela.
Recién nacidos que no lloran, bebés que no gatean, niños que no hablan, cuando en estos casos se descartan causas neurológicas o de índole física, el diagnóstico apunta en otra dirección: trauma.
Cada vez que el instinto de supervivencia enciende las alarmas, nuestro organismo entra en un modo de alerta que puede extenderse por años si se trata de un entorno de maltrato y negligencia consistente. Si eres recién nacido, infante o niño, es muy probable que tu cerebro esté dominado por esa aprehensión, quedando en un segundo plano las funciones que deben desarrollarse de forma natural en las distintas etapas del crecimiento. La razón es simple, no está en la lista de prioridades del cerebro porque más importante es sobrevivir.
El trauma no pide autorización para almacenarse en nuestro cuerpo y, la mayoría de las veces, no lo percibimos. En el caso de niños en edad temprana, profesionales adiestrados en trauma no sólo pueden identificar la causa del retraso, mejor aún, pueden sanarlo. En la Escuela Montessori San Cristóbal, que atiende niños del Hogar Cuna San Cristóbal, de la Fundación Hogar Niñito Jesús en Cupey Alto y de la comunidad del Barrio Cañas, donde están ubicados en Caguas, lo han logrado cada vez que propician que el bebé, infante o niño sienta seguridad en su entorno, conecte con alguna cuidadora y, más importante aún, se sienta amado.
“Cuando empezamos a educarnos como expertos en trauma observamos que para que haya un déficit de atención o un rezago en coordinación de movimiento, tiene que haber pasado algo más por eso es importante conocer el historial del niño".
Ruth Gabriela Melián
Directora Escuela
Montessori San Cristóbal |
¿El trauma es regenerable?, le preguntamos a Ruth Gabriela Melián, directora del Montessori San Cristóbal y su respuesta es inmediata. “Completamente”, dice.
“Cuando estudiamos la teoría de educación sensible al trauma hay unos indicadores que se alinean al método o filosofía Montessori. Por ejemplo, para apoyar a niños con trauma lo ideal es que sus rutinas sean siempre consistentes porque esto les permite la oportunidad de que puedan predecir lo que va a pasar. Eso es un consejo de educación sensible al trauma, que todos los días se haga exactamente lo mismo porque así un niño que no está acostumbrado a la consistencia -porque no sabe a qué hora va a comer, a qué hora va a dormir, dónde va a dormir y cuándo le van a dar un golpe-, al llegar a vivir en este tipo de espacio por lo menos cuenta con la seguridad de que la merienda siempre se va a servir a las nueve de la mañana, la disciplina es distinta y no hay golpes”, explica Melián, vinculada a la escuela desde el 2014 y con formación Montessoriana.
Otra recomendación que va a tono con los indicadores es “que los niños tengan la oportunidad de escoger”.
“Imagina a un niño que lo remueven de su casa. El día en que el Departamento de la Familia llega no le pregunta ‘¿qué juguete te quieres llevar?’, se lo lleva y ya, no puede escoger ni su regalo favorito. La bendición de la filosofía Montessori para sanar el trauma es que el niño puede escoger con qué quiere jugar y con qué quiere trabajar. Esos indicadores para nosotras son fundamentales”, subraya la directora.

La integración de la naturaleza al currículo escolar es un componente importante
en la experiencia integral de cada niño.
El acompañamiento de los adultos es importante. Durante días sensibles como el Día de las Madres o Día de los Padres, así como en tareas escolares que puedan afectarles como el famoso Árbol genealógico de grados preescolares, realizan otras actividades. Por ejemplo, en la escuela Montessori el Día de las Madres se torna en el día especial de la cuidadora preferida del niño, la que le da un beso cada mañana.
“El Árbol genealógico no es una práctica apropiada aquí. Hablamos de familias diversas y en elemental ya hablamos de adopción. Celebramos cuando a un nene lo adoptan o lo despedimos cuando se tiene que ir a otro Hogar, pero no está la tarea forzada de decirle ‘así son las familias y te tienes que adaptar a alguna’”, indica.
Si te preguntas cómo se las ingenian para celebrar los cumpleaños sin herir sensibilidades, la filosofía Montessori salva la situación con su tarea, Línea de vida.
“Los cumpleaños aquí también son diferentes a un espacio tradicional porque si invitas familias a las ceremonias habrá este despliegue de amor y eso hiere tanto al niño del Hogar como al que el papá no puede apoyar por su trabajo. Nosotros aprovechamos la ceremonia de la Línea de la vida Montessori. Tomamos muchas fotos de los niños trabajando en la escuela para que el Hogar tenga -allá les hacen muchísimas también- y la cuidadora favorita del nene viene a la ceremonia. El niño prepara su Línea de la vida aquí, con todas sus fotos, y prepara su bizcochito con sus amiguitos aquí. Cuando llegan los invitados, vienen a ver la presentación de la Línea de la vida y a cantar cumpleaños como si fuera una lección Montessori. Esto lo hacemos para cuidar esos corazones” agrega la directora.
¿QUÉ PODEMOS HACER?

Para muchos niños y niñas la llegada tanto al hogar como a la escuela constituye la primera
vez en su experiencia de vida en la que se sienten seguros
y en un ambiente propicio para su desarrollo.
Melián indica que documentarse en torno a la educación en edad temprana es esencial “porque ocurren unos hitos en el desarrollo que son bien importantes” y debemos conocerlos.
“La recomendación va dirigida a entrenar al adulto en trauma, que es algo que hacemos con el personal porque, por ejemplo, que un niño no hable no es nada más un indicador de un rezago del habla y el lenguaje, no es simplemente un asunto cognitivo. Quienes educamos sensible al trauma estamos convencidos de que un diagnóstico de rezago en el habla, de déficit de atención e hiperactividad responde a unos procesos que todavía no se están dando de neuroplasticidad, de conexiones neurológicas o de ajustes que van a responder a maltrato o negligencia”, apunta.
Desde su primer día en la escuelita, Melián identificó que los bebés que habían llegado al Hogar desde recién nacidos como entregas voluntarias de sus madres exhibían más rezago en habla, en lenguaje y en el área ocupacional. Así comenzaron a hacer conexiones entre la vivencia previa y el grado de desarrollo alcanzado. A cinco años del establecimiento de la Escuela Montessori San Cristóbal, realizaron un estudio con estos hallazgos que presentaron durante una conferencia celebrada en Boston en el 2023.
“Cuando empezamos a educarnos como expertos en trauma observamos que para que haya un déficit de atención o un rezago en coordinación de movimiento, tiene que haber pasado algo más por eso es importante conocer el historial del niño. Lo que hemos hecho es que se trabaja tipo terapia o refuerzo, reforzamos a través lecciones, trabajo y estímulos todas esas áreas de oportunidad, esos rezagos; podemos saber cuánto sufrimiento pudo haber pasado un bebé en una entrega voluntaria por lo rígido que se mantienen los músculos de su cuerpo todavía a los dos meses de nacido”, dice Melián aludiendo al despego maternal durante el embarazo.
“El apego es fundamental para sobrevivir, te da seguridad”, insiste.

Los resultados positivos que han visto desde la apertura de la escuela en el 2014 les convocan
a continuar dando a conocer no sólo su metodología, sino el impacto transformador que pueden
tener en el desarrollo pleno de un niño desde sus etapas más tempranas de vida.
La directora cuenta casos de bebés que llegaban sin siquiera arrastarse y, tras los estímulos correctos, comienzan a gatear. La seguridad, la serenidad y la conexión con una cuidadora tienen como resultado el que disminuyan los niveles de alerta y el cerebro tome como tarea principal su desarrollo.
Si mamá está sometida a un ambiente de violencia y abuso troncha las posibilidades de desarrollo de sus hijos ya que “es como si no estuviera presente en sus vidas, no se vincula saludablemente”.
La Escuela Montessori San Cristóbal ha fortalecido alianzas con instituciones y profesionales que ayudan a los niños a superar el trauma. “Tenemos bien andamiado el cómo evaluar o referir esas cosas que la escuela no llega a trabajar y cómo se adopta el tratamiento en los hogares. Tenemos excelentes terapistas sensibles al trauma. No vemos a un niño como un participante más para contar que le dimos el servicio, cada niño requiere de un trabajo completamente distinto y nos da una lección porque aquí no hay una receta”.
Melián insta a que otros albergues conozcan su labor para que puedan ayudar también a los menores de edad a su cargo. “Soñamos con replicar este modelo, quizás en algún momento desde el simple acompañamiento de Hogares para que tengan Montessori en casa y a mediano o largo plazo saber que en un Hogar en, por ejemplo, Mayagüez, hicieron un Montessori al ladito porque había un edificio y lo convirtieron en escuelita para sus niños. Esa es la meta. ¿No sería maravilloso?”, cuestiona la directora confiada en el poder sanador del amor.
Aprende más sobre la labor de la escuela visitando: montessorisancristobal.org.
Fotos / Javier del Valle