La iniciativa de la Alianza para un Puerto Rico sin Drogas, propició que 25 estudiantes entre los 9 y los 12 años registraran cómo perciben su entorno.
Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

El grupo de niños y niñas que participó de la experiencia recibió al final una
cámara fotográfica para continuar cultivando sus miradas y perspectivas.
El orgullo que sintieron los 25 alumnos de la escuela elemental Nemesio R. Canales de Hato Rey cuando vieron el resultado de su trabajo en la exposición “Miradas transformadoras” -en el centro comercial Plaza Las Américas-, no será cosa de un solo día. Cuando en agosto retornen al plantel, allí descubrirán que el trabajo en el que describen cómo perciben su mundo será exhibido de nuevo para que sus compañeros, la comunidad escolar y vecinos lo puedan apreciar.
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“Es la primera vez que hacemos este proyecto y me encantó. Fue diseñado para educar, concienciar y empoderar a los niños y a las niñas mediante la metodología de foto-voz, que combina la fotografía y la narración como herramientas pedagógicas. Esto promueve el desarrollo de las habilidades para la vida, que es con lo que trabajamos nosotros, siguiendo un modelo de la Organización Mundial de la Salud”, describe Raquel L. Muñiz, oficial de desarrollo de la Alianza para un Puerto Rico sin Drogas, organización gestora de la iniciativa en alianza con auspiciadores como el programa Mano Amiga de la Fundación Plaza Las Américas.
Veinticinco estudiantes del tercer, cuarto y el quinto grado de la escuela -con edades entre los 9 y los 12 años- fueron reclutados para integrar el proyecto realizado en horario escolar. La doctora Astrid Morales fungió como facilitadora de la experiencia que inició con una serie de cinco talleres sobre habilidades para la vida. Luego documentaron con fotos las respuestas a preguntas claves que les hicieron.
Los talleres ofrecidos de 1:00 a 3:00 de la tarde, incluyeron temas como la autoestima, el autodescubrimiento, el trabajo en equipo, el manejo de las emociones, el valor de las amistades y cómo ellos se ven dentro de su entorno escolar. “A partir de esos talleres, ellos lograron expresar y explorar sus vivencias, lo que ellos pensaban, y sus emociones”, explica Muñiz.

de los cuales el grupo pudo reflexionar sobre el concepto mismo de su mirada.
Luego de trabajar la temática de la autoestima y el autodescubrimiento, los estudiantes recibieron la cámara y en pares acudieron al patio de la escuela para responder varias preguntas como, por ejemplo: ¿Qué es lo más que te gusta de tu escuela? o ¿Cómo te visualizas en tu escuela? Las fotografías debían expresar el sentimiento con el que respondían las preguntas. Los grupos de trabajo se escuchaban, se apoyaban y compartían la cámara para tomar las fotos.
“Muchos de ellos nunca habían tenido una cámara en sus manos. Fue bien interesante ver las fotografías que tomaron, desde el ojo de un niño hasta un árbol que para ellos simbolizaba todo lo que era la escuela”, expone Muñiz.
La oficial de desarrollo celebró la actitud y la cooperación del director escolar, el doctor Arcadio Matos, quien aseguró el éxito del proyecto. “Él te dice sí, sin terminar de escuchar lo que le vamos a proponer, porque quiere lo mejor para sus estudiantes. Estuvo bien involucrado en todas las fases”, describe Muñiz e incluye también en el reconocimiento a la trabajadora social, Silkia Cuevas, que fungió como enlace con la Alianza, y a las maestras.
De forma indirecta, la iniciativa impactó a unas 250 personas al incluir a las familias y a la comunidad. “Los papás en el evento final hasta lloraron al ver todas las emociones que los estudiantes lograron sacar. Para nosotros fue bien importante”, indicó Muñiz.
IDEAS, IMÁGENES Y PALABRAS

Dos de las participantes muestran orgullosas el libro y una de las fotografías
que integran la exposición que se presentó al público en Plaza Las Américas.
Todas las fotografías se revelaron al concluir los talleres y las sesiones de trabajo. Luego los estudiantes debían escoger una foto, no tenía que ser la suya, y escribir sobre ella.
“Esas imágenes representaban las ideas y ellos verbalizaron sus sentimientos sobre esa imagen. Así también trabajamos con el pensamiento crítico y con situaciones que les generaban emociones y aprendizajes. Las preguntas claves les ayudaban a reflexionar sobre lo que querían decir y el porqué de lo que querían decir”.
Muñiz opina que la facilitadora Morales “sacó lo mejor de los estudiantes”. “Las narrativas eran bien personales, bien únicas. Ellos traducían las imágenes en palabras, en lo que nos querían decir. Después se fue conectando cada fotografía con lo que ellos escribieron y el resultado es el libro de foto voces que también se presentó en el evento final junto a las fotografías”, indica en torno a la presentación realizada el pasado 29 de abril, que incluyó un slideshow de todo el proceso.
Tanto la exposición como el libro se dividieron en tres partes: Autodescubrimiento y autoestima, Manejo de emociones y El poder del trabajo en equipo.
“Para los nenes fue bien emocionante ver su trabajo expuesto en Plaza Las Américas, que sus papás pudiesen verlo. Al terminar la exposición la movimos al plantel para que la comunidad pueda disfrutarla. Hemos hecho muchos proyectos con esta escuela, pero este fue bien especial, vimos a los papás llorando al descubrir lo que los nenes pueden lograr cuando uno les da la oportunidad. Siete estudiantes -los que pidieron participar- presentaron el trabajo, todos estaban bien entusiasmados. Ellos son honestos, sensibles y creativos, ellos son los protagonistas de este proyecto”, indica.

El proyecto espera repetirse el próximo año con un nuevo grupo de participantes,
mientras que el grupo actual podrá compartir nuevamente sus obras a través
de una exposición el próximo semestre en su escuela.
Muñiz insiste en que “Miradas transformadoras” les comprobó que “cuando le ofreces a los niños un medio auténtico de expresión”, ellos son capaces de generar narrativas de gran valor “tanto educativo, como emocional y transformador”.
“Para nosotros fue una experiencia espectacular, especialmente siendo niños tan pequeños y todo lo que nos pudieron decir. Por ejemplo, cuando les preguntabas ‘¿qué es lo más que te gusta de ti mismo?’ tomaban unas fotografías que tú ni te imaginas. Les dimos la oportunidad y ellos nos abrieron sus corazones”, dice la oficial de programas y agrega que algunos estudiantes mencionaban que lo compartido “nunca se lo habían dicho a nadie”, pero se sentían seguros para decirlo.
La encuesta final reflejó que el 90% de los participantes reconoció el valor de su voz como agente de cambio. La Alianza confía en el valor de su proyecto y ya aguarda por la aprobación de una propuesta presentada para repetir la experiencia en otras escuelas del país.
“Fue bien gratificante trabajar con estudiantes de esta edad y darles tantas herramientas para que ellos puedan ver el valor de su mirada del mundo. Siempre fueron honestos, sensibles y creativos, ellos fueron los protagonistas”, culmina Muñiz.
Gracias a los auspiciadores, los 25 alumnos pudieron llevarse una cámara a sus casas. Fue el mejor cierre posible, sus caras de alegría lo revelaron.
Para más información, visita https://alianzaprsindrogas.com o en Facebook, @Alianza para un Puerto Rico sin Drogas.
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