Celebrar la trayectoria, la labor y la excelencia de una organización sin fines de lucro es motivo de orgullo para la Fundación Ángel Ramos. Ahora bien, seleccionar a cuál reconocer cada año, cuando en el ecosistema del tercer sector en Puerto Rico abundan las iniciativas disciplinadas y consistentes en el compromiso de servir a sus participantes y comunidades, verdaderamente es una experiencia de crecimiento extraordinaria. 
 
El Premio Tina Hills se honra en reconocer la ejecución impecable del sector en el país a lo largo de 25 ediciones del galardón. Tocamos la puerta de cada pasado ganador. Sus méritos evolucionan con los tiempos y su entrega permanece intacta. ¿Qué ha pasado con las organizaciones que han obtenido el premio? Entérate en los perfiles acerca de ellas que, a partir de hoy, y hasta el 14 de noviembre, publicaremos en Oenegé.

Meta: Tener acceso a fondos que les apoyen en sus gastos operacionales y mantener la relación directa con sus participantes.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé

La situación económica de la Asociación Pro-Juventud y Comunidad Barrio Palmas era delicada y la continuidad de los servicios que ofrecían se tambaleaban en el 2013 cuando recibieron una noticia que lo cambió todo: ganaron el Premio Tina Hills.


Trabajo con los menores de la comunidad. Foto / Facebook

“Fue una ayuda tremenda, un momento en que dijimos, ‘wao, Dios se manifiesta’, porque si no, poco tiempo después la organización hubiera tenido que dejar de ofrecer algunos servicios a la comunidad por la escasez de fondos disponibles y otras situaciones sociales que afectaban la recaudación”, rememora María Torres Ramos, directora ejecutiva desde el 2015, aunque ha estado vinculada desde el 2010.

Vecinos de la comunidad situada en el sector Cucharillas en Cataño se unieron para crear un instrumento que les permitiera desarrollarse, como respuesta a la marginación social que vivían, y para atender los problemas que les aquejaban. En el 2013 enfrentaban un problema con el manejo y recogido de basura en la comunidad, así que destinaron una parte del premio a educar y apoyar con la tarea, así como en el reciclaje de desperdicios en los hogares. También, se habilitó un laboratorio de computadoras para mejorar los servicios educativos y se invirtió en una microempresa social trabajada por jóvenes, esfuerzo que se prolongó hasta el 2017.


La ayuda es continúa y varía según las necesidades. Foto / Facebook

Con el paso del tiempo, han seguido el norte de trabajar las necesidades de niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, para que tengan la oportunidad de una vida plena. Anualmente sirven unas 2,200 personas. Entre las dificultades más importantes que ha debido superar la organización está la transición generacional.

“Hemos podido mantenernos ofreciendo los servicios directos a la población a pesar de los grandes cambios en edades; nuestra organización continúa siendo multiservicio”, dice la directora y agrega que algunos se han reestructurado.

El segundo reto es compartido en todo el tercer sector: mantenerse a flote. “Hemos fortalecido el que se conozca nuestra labor y nuestros acuerdos de servicio, ahora tenemos muchas más alianzas. Hemos podido ampliar nuestra plantilla de empleados y eso redunda en más y mejores servicios y ese es nuestro compromiso. Hemos desarrollado competencias y hemos podido superarnos”, enumera.

“Estamos en una barriada en Cucharillas en donde nuestro vecino no es una compañía, nuestro vecino es directamente el rostro de la necesidad que existe en la población”.

La comunidad, asegura Torres, también renueva su compromiso con la organización que les sirve y, en muchos casos, les guía. “Ellos nos dan la fueza para continuar porque nosotros lo que hacemos es servir, amamos servir y nos sentimos fortalecidos en lo que hacemos”, confiesa.

Si la organización nació para servir a la comunidad, ha debido evolucionar junto a ella para mantenerse vigente.

“Ofrecemos un servicio comunitario y nos movemos en diferentes dinámicas. Estamos en una barriada en Cucharillas en donde nuestro vecino no es una compañía, nuestro vecino es directamente el rostro de la necesidad que existe en la población”.


Adultos mayores se ejercitan al aire lbre. Foto / Facebook

“Después del huracán María, a nosotros nos funcionó ir puerta por puerta a conocer las necesidades y a partir de eso diseñar un proyecto. Hay que conocer a la comunidad, al residente, que la gestión no se quede en, por ejemplo, entregar un alimento si no que podamos ofrecerle otro tipo de servicio o ser puente para algún referido. Sería más fácil enviar un grupo de voluntarios a que hagan el ‘mapeo’ o la encuesta, pero nosotros nos tiramos a la calle y hacemos a la comunidad parte integral del proyecto con el que responderemos”, expone Torres.

Además, debe dejarse claro durante los recorridos que “nos importa el participante y el vecino también, aunque no sea participante nuestro”. “Todos deben entender que estamos aquí para ofrecer un servicio libre de costo y sin discriminación. Usamos ese mismo ímpetu y esa misma caminata para identificar voluntarios que, a su vez, se convierten en esas personas que extienden nuestros brazos y llegamos a más comunidades”, destaca.

Aspiran a bajar los costos operacionales y a ser autosustentables, a no romperse la cabeza pensando de dónde pagarán el agua, la energía eléctrica, el gas o los seguros de los vehículos oficiales, entre otros gastos como el papel para las hojas sueltas que todavía requieren los adultos mayores.

“Es una de las metas de muchas organizaciones, a veces no nos atrevemos a decirlo porque llevamos años y años luchando contra esto, pero el ser una organización sin fines de lucro te da una gran ventaja, pero también es una desventaja porque los inversionistas no aportan para gastos operacionales, así que es bien complicado”.

Interesan ampliar su estructura, desarrollar incubadoras de empresas comunitarias para retirados, desempleados o madres solteras y un proyecto de alfabetización. Cuando encuentran un momento para mirar atrás, les enorgullece haber demostrado en todos estos años “que estamos aquí por un propósito, que se reconozca nuestra labor y que tenemos un buen estándar”. “Nos hemos superado como una organización resiliente y nos sentimos como una madre que logra enviar a sus hijos a la universidad”, concluye Torres.  

Asociación Pro-Juventud y Comunidad Barrio Palmas

Fundación: 1984

Labor: Fortalecimiento de la comunidad mediante la autogestión, para enfrentar la dependencia y la desigualdad.

Ubicación: Cataño

 


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