Ángela Jiménez explica la función de apoyo que una intercesora legal brinda a víctimas de violencia de género que mantienen casos civiles o criminales.

Por Tatiana Pérez Rivera :: Oenegé


Ángela Jiménez lleva más de 20 años laborando con víctimas de
violencia de género. Foto / Suministrada

En el momento de mayor vulnerabilidad y confusión al enfrentar una situación de violencia doméstica y un desconocido vocabulario legal en el tribunal, las víctimas cuentan con una aliada: la intercesora legal.

Con más de veinte años de experiencia en el trabajo con víctimas, Ángela Jiménez se desempeña como intercesora legal hace quince, por lo que brinda apoyo y orientación a una perjudicada por la violencia doméstica, agresión sexual, acecho o violencia en cita cuando solicita remedios en el tribunal.

“Cada día, cada caso me confirma que las víctimas no deben estar solas”, explica Jiménez mientras aguarda por el comienzo de una vista.

“Si nos vamos al área criminal, el agresor siempre va con su abogado, sabe quién es porque lo contrató o se lo presentaron previamente, mientras que la víctima conoce al fiscal poco antes; muchas veces ha estado sentada dos horas en sala y no sabe quién es el fiscal que verá su caso. Yo les digo ‘si tú llegas y yo no estoy y se te acerca un hombre en un gabán o una mujer con su traje a hablarte, no hables nada hasta que identifique si es el fiscal o el abogado de defensa’ porque muchos usan eso de artimaña para después usar lo que ella diga en sala. Les digo que ‘el fiscal o la fiscal es quien tiene muchos sobres manila amarillos y llevan una identificación que dice Departamento de Justicia’”, indica la intercesora legal sobre el proceso criminal que se basa en los datos incluidos en la declaración jurada previa.

“Si se trata de un caso civil de orden de protección, la víctima tiene la oportunidad de hablar de todos los eventos por los que ella esta ahí, ya que se establece por patrones”, añade.

Una de las principales tareas de la intercesora legal es evitar la innecesaria repetición de los detalles más escabrosos del suceso que provoca su petición de auxilio al tribunal, lo que es conocido como la “revictimización”.

“Ejemplo clásico: la víctima radica una querella, ese policía consulta con un fiscal y el fiscal dice ‘vamos a radicar’, eso se llama (etapa) “Regla 6”. Ahí no se toma declaración jurada de la víctima si no que ella va a sala y testifica mientras que, si es criminal, tiene que existir una declaración jurada y por esa es que se guía el abogado de la defensa para hacer preguntas. Eso alarga el proceso porque van a la primera vista y dice fiscal ‘es que la dama no tiene declaración jurada’, entonces hay que suspenderla. Si el fiscal no tiene espacio en tiempo para ir a la fiscalía con la víctima a recoger la información para que se pueda incluir en una declaración jurada con la secretaria que transcribe, a lo mejor le dan otra fecha. Y más que el tiempo, el problema también es la revictimización porque tiene que decir lo mismo 100 veces, y eso es algo que nosotras podemos evitar”, explica.

“Tienes que apoyar sin juzgar, sin fiscalizar, sin apuntar con el dedo acusador, sin cuestionar ‘¿por qué?’ si no ‘¿para qué?’”.

Casos recientes que han sacudido la opinión pública como los asesinatos de Keishla Rodríguez y Andrea Ruiz Costas, así como la declaración de estado de emergencia en el país ante el aumento de casos de violencia de género, han logrado que el rol de la intercesora legal cobre mayor respeto e importancia, a juicio de Jiménez.

“Las intercesoras legales somos parte de una ley que dice que la víctima tiene derecho a estar acompañada por una intercesora legal que trabaja en su beneficio. En la sala civil, solo la víctima puede determinar que no quiere que estemos allí y en la criminal puede decirlo, pero me puedo quedar porque es un espacio público”, expone la especialista.

Nunca una víctima con la que trabaja le ha pedido que abandone la sala y en su trayectoria, unas cinco, han rechazado sus servicios y han sido adolescentes “porque están bien metidas en el síndrome de maltrato y piensan que la mamá es la que llamó para que yo esté allí, cuando el juez es quien ordena mi presencia”.

LUZ EN LA OSCURIDAD

Lograr que una víctima abra la puerta hacia una nueva vida requiere de “mucha solidaridad, sensibilidad y empatía”. “Tienes que apoyar sin juzgar, sin fiscalizar, sin apuntar con el dedo acusador, sin cuestionar ‘¿por qué?’ si no ‘¿para qué?’. También debes saber cuándo soltarlas, a lo mejor no está fluyendo la conversación y le dices ‘hablamos mañana, te mando por email la información’ o quizás la invitas a que vaya contigo a una sala para ver el caso y cómo puedo acompañarla en el suyo. El ponerme en los zapatos de ella, el que creas en la causa es bien importante; no todo el mundo puede ejercer esta profesión, hay que tener vocación”, declara Jiménez

Unas 35 intercesoras están activas para servir en las trece regiones judiciales en las que se divide la isla y a todos sus pueblos. La entrevistada insta a las víctimas a preguntar si hay alguna intercesora destacada o disponible tanto en la Policía, en el Tribunal o en Fiscalía. La falta de intercesoras en la zona oeste impulsó la ayuda de $100,000 que la Fundación Ángel Ramos otorgó a la organización Coordinadora Paz para la Mujer (CPM), para que canalice la contratación de más recursos.

Organizaciones sin fines de lucro viabilizan el trabajo de las intercesoras legales, como es el caso de CPM, que posee un banco de intercesoras activas en la isla. No brindan servicios legales. Entre los servicios de orientación que sí ofrecen figuran procesos en el tribunal, solicitud de pensión o de relaciones paternofiliales, entre otras

“Además de acompañarla, lo importante es dirigirla a quien la orienta”, destaca y aclara que no existe un perfil específico de una víctima de violencia doméstica, ya que este mal social “no escoge color, raza, trabajo o cuánto ganas”.

“La víctima puede ser usted o yo, que soy intercesora legal”, culmina Jiménez.

 

¿Qué hago? ¡Ayuda!

  • Si estás en riesgo inminente, llama al 911.
  • Si cuentas con un recurso como una sicóloga, trabajadora social o alguien cercano, explícale lo que te sucede para canalizar la ayuda.
  • Si transitas por la carretera y se presenta una emergencia, acude al cuartel más cercano y llama al 911.

Fuente: Ángela Jiménez, intercesora legal

 

¿Te interesa ejercer como Intercesora o Intercesor legal?

  • La Oficina de la Procuradora de las Mujeres mantiene la Academia de Certificación en Intercesoría legal, la cual brinda un seminario para capacitarte en ese rol, a tenor con la Ley Num. 18 del 2017.
  • El seminario prepara a profesionales para la intervención con personas que soliciten remedios en los tribunales debido a situaciones de violencia doméstica, agresión sexual, acecho y violencia en cita.
  • Debes tener estudios acreditados en el área de Consejería, Orientación, Psicología, Trabajo Social o Intercesión Legal.
  • Para conocer el proceso conducente a la Certificación o Re-Certificación de Intercesoría, llama al (787)721-7676, extensiones 2843 ó 2845. Si quieres prepararte en la academia, llama a la Procuraduría Auxiliar de Educación y Servicios de Apoyo al (787)721-7676, extensiones 2836 o 2862.

Fuente: Oficina de la Procuradora de las Mujeres

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